Cuando inicié la revisión de mi proyecto de vida, un día descubrí que no sabía pedirle a Dios, llegué hasta pedirle dinero prestado. Una prima me hizo caer en la cuenta que toda mi vida había direccionado mal mis oraciones a Dios. Empecé a pedir con las palabras correctas y Dios me escuchaba cada vez más nítido: sabiduría, fortaleza, discernimiento y paz. Muchos años pedí paciencia y eso me mandaba, situaciones para aprender a esperar.
Cuanto construyes los cimientos de tu nueva vida orientada hacia el logro de tu bienestar, pronto te das cuenta que es necesario hacer muchos cambios y ajustes en tu vida, iniciar por ejemplo con la meditación, destinar veinte minutos diarios es un buen comienzo. La meditación se constituye en el encuentro con tus ideas y con la manera de concretarlas. Cuando inicias los nuevos hábitos en tu vida debes “alimentarte” de otras cosas para obtener diferentes resultados.
Orar con Dios debe ser un hábito diario, es hablar con él, expresarle nuestros deseos, no nuestras preocupaciones. Te sugiero el siguiente orden:
AGRADECER
TENER FE Y
PEDIR (DARLO POR HECHO, VISUALIZAR, SENTIRLO)
Preocuparnos, tener miedos y dudas es falta de fé, como lider de tu proyecto de vida, es lo primero que debes revisar para hacer los cambios necesarios. Entendida la fé más allá de la religiosidad. La fé como la capacidad que tenemos de creer en nosotros mismos.
En cuanto asoma la duda, se disipan las posibilidades de llevar a cabo nuestros objetivos y tus proyectos se van al suelo. La mente sin temores, llena de deseos, fe, amor, entusiasmo, romanticismo y esperanza logra obtener grandes cambios y gratificantes resultados. Los grandes líderes solo se “alimentan” de estas emociones positivas.
Solo cuando la vida nos exige grandes cambios o nosotros mismos los exigimos, nos damos cuenta de todo lo que somos capaces de dar. Nuestra falta de fé y una baja autoconfianza dificultan nuestro proceso de crecimiento interior y a su vez dificulta obtener nuestro bienestar. “Crecer es obligatorio, madurar es una opción”, crecemos físicamente y sin darnos cuenta, pero para tomar la opción de cambiar nuestra vida es nuestro deber madurar.
Sin el ánimo de catequizar, quiero compartir contigo una frase de la canción “Cristo rompe las cadenas”, dice “Cristo rompe las cadenas y nos da la libertad”, solo hasta ahora vengo a entender el mensaje, somos libres de decidir como queremos vivir. ¿Cuáles son las cadenas que nos atan para no lograr una vida feliz? Nuestros temores y dudas acerca de nosotros mismos.
Como ejercicio puedes escribir un listado de todo lo que te esclaviza y desde ahora decide escribir un plan para eliminar tus cadenas, coloca fechas y estrategias. Decide desde hoy ¡SER FELIZ!
Escribe tus comentarios a proyectatubienestar@gmail.com con gusto atenderé tus inquietudes.
Fraternalmente,
Liliana M. Villanueva P.
Trabajadora Social
Especialista en Educación Superior
“Cuando afianzas tu Fé, tienes la certeza del éxito”
Proyectatubienestar.com