Siglo XXI: tiempo de adaptar, construir y ajustar las reglas del amor en las relaciones de todo tipo, especialmente de pareja. Me he tomado la libertad de redactar este decálogo -que pasa de 10, no importa, de eso trata la posibilidad de inquietar con las palabras-, con el afán de no dejar escapar un puñado de certezas que me ha regalado la experiencia en esto del vivir.
1. Los seres humanos valemos por lo que somos, no es cuestión de género o de identificación sexual, es cuestión de humanidad.
2. Tener sentido de responsabilidad social: debo denunciar un maltrato, un abuso y crímenes en nombre del amor, antes que guardar lealtades, especialmente hacia el género masculino. Quiere esto decir que si me doy cuenta que un familiar está siendo infiel, es mi deber alertar a la pareja de esa persona, a fin de que no viva un sueño de engaño. Es preferible despertar y enfrentar el dolor, que soportar luego la sensación de que te creyeron tonto o tonta y jugaron contigo toda la vida.
3. Ser responsable con tu intimidad. Tu cuerpo es un templo donde no entra cualquiera, si tus hormonas se alborotan: ¡cómprate un juguete sexual! Aclaro, aplica para hombres y mujeres.
4. Eres responsable de a quién eliges: ¡tómate tu tiempo!, ¿cuál es el afán? El buen amor siempre espera.
5. El respeto por la relación de pareja, el respeto por el otro, el estar comprometido para que la relación prospere, avance, no es cuestión de género. El respeto, el cuidado mutuo y la responsabilidad con los sueños construidos son las bases de cualquier compromiso de pareja.
6. Si me amas, ¡respétame!
7. La solidaridad de género está mal interpretada. Si un hombre es infiel, todos -hombres y mujeres- lo tapan y ocultan, se hacen cómplices del engaño. ¿Cómo perpetúan el irrespeto a su espos@ o su compañer@? Un ser humano que lo está apostando todo, que está sudando la camiseta, que es el número 10 en la cancha, que con su amor quiere asegurar que todo funcione no merece ser víctima de este encubrimiento.
8. Somos amigas, amantes y compañeras de nuestra pareja, así llevemos 5, 10, 15 o más años en nuestra relación. No estamos para sufrir sobresaltos cada que nuestro “macho” sale sin nosotras y tampoco estamos para cuidar su miembro, ¡qué pereza!
9. Lo que más enferma el cuerpo emocional, el espiritual y luego hace colapsar el cuerpo físico, es que te crean tonto o tonta, que se aprovechen de tu bondad, que tomen ventaja de tu enamoramiento. Si sospechas de una infidelidad, toma el control de la situación, pide sabiduría, fortaleza, discernimiento y paz a Dios. Confronta a tu pareja y evita que un dolor que puedes superar, tarde o temprano, se vuelva eterno.
10. ¿Qué es guardar lealtad a tu pareja? ¿Qué es ser leal en el amor? ¿Qué nadie se dé cuenta nunca que tu pareja te maltrata, de que es infiel, de que es un irresponsable? Eso no es ser leal. Ser leal es la permanencia y el apoyo constante a tu pareja. Si tu pareja te dice que se siente orgulloso de tu lealtad y tú sabes que te irrespeta, te es infiel y es un irresponsable, eso no es amor, es ¡manipulación!
11. Así como en las grandes compañías se hace reingeniería: tu relación de pareja es la mayor y más hermosa de tus empresas, es válido aplicarle reingeniería. Revisa, reevalúa, adapta nuevos conceptos, para que la relación continúe prosperando, de otro modo se va al cierre. Evalúa la honestidad, el sentido de responsabilidad tuyo y el de tu pareja, el respeto por tu pareja y por tus hijos, revalúa las promesas que hiciste, seguramente después de uno o más años ya no funcionan las mismas promesas. Recuerda que lo único seguro es el cambio. Si hay gritos, golpes, infidelidades o mentiras, a los seis meses de relación o menos, con el dolor del alma: ¡apague y vámonos!
12. El ser humano que se adapta al nuevo milenio, a las nuevas exigencias de la Era de la información, es el que sobrevive.
13. Pregúntate, ¿es tu pensamiento de la era feudal, agraria, industrial o te estás adaptando al nuevo milenio? Esto aplica a todo, incluso a tu relación de pareja. Exigir respeto y brindar irrespeto pertenece al paleolítico. Si gritas para demostrar tu poderío de macho estás en la Era equivocada. Si eres infiel porque así son los hombres, estás en las Eras pasadas. Si te aprovechas de la bondad, del amor y la ingenuidad de tu pareja, ¡estás mal como ser humano!
14. Interioriza y aplica el principio de reciprocidad en tu relación de pareja: Si tú estás bien, yo estoy bien y si yo estoy bien, tú estás bien. De esta manera encontrarás equilibrio en tu relación y alcanzarás el bienestar. El modelo de aventajar, de ser el vivo bobo debe quedar en el pasado. Las mujeres reconocemos nuestra valía, sabemos de la calidad en lo que hacemos y nuestra capacidad de entrega y compromiso. Nos hacemos respetar, aumentamos nuestros niveles de autoconfianza y autoestima. Sanamos heridas de abandono, sanamos la niña, la adolescente, la adulta joven, la adulta mayor, sanamos los apegos y la dependencia emocional, sexual y financiera. La opción de sanar no es cuestión de género, es cuestión de seres humanos. Ustedes los hombres también asisten a terapia.
15. Hombres del siglo XXI, ¿ustedes ya sanaron? ¿o creen que las únicas que debemos sanar somos nosotras? El proceso de identificar y reconocer las “sombras” de los traumas de la niñez no es de género, es de humanos y el compromiso de ser responsables con el proceso de sanación, también.
16. Las mujeres del nuevo siglo estamos aprendiendo que nuestras ideas, conceptos y proyectos no tienen que ser validados por un hombre para llevarse a cabo. Si tienes un proyecto en mente: diseña, desarrolla, evalúa y saca adelante tu proyecto. No necesitas del aval o de la aprobación de un hombre para que lo pongas en práctica. Si has trabajado a conciencia, ¡ponlo en práctica!