Esta palabra no es mía, debo darle crédito al ingeniero Carlos Sarzosa, un excelente profesional y un gran ser humano. Ha ganado muchos premios y reconocimientos en Colombia, y a nivel internacional, por el aporte que está haciendo a la humanidad a través de los biofiltros y muchas cosas más que podrían ser motivo para otro escrito.
A él le dijeron que debía hacer el kakareo acerca de su labor, si él no lo hacía, nadie lo iba a hacer. En su momento le comenté que lo mismo nos ocurría a las trabajadoras sociales.
Quiero compartirles esto que escribí para la compañía en que laboro, en diciembre de 2022, como muestra de lo que hacemos y cómo vibramos los trabajador@s sociales.
Un Regalo para Navidad
Parte de mi trabajo es ayudar a nuestros clientes con el proceso de recertificación con la oficina del Welfare. Eso significa ayudarlos con todo el papeleo para continuar con los beneficios de Medicaid: seguro de salud del Estado. Sin seguro de salud no recibirán servicios de asistencia de salud en el hogar o home health aide. Este servicio es el que provee la compañía donde laboro.
Conozco a la Sra. AT desde hace siete años. La he ayudado en diferentes tipos de situaciones, incluidos los beneficios de Medicaid. Es una señora de 88 años, muy educada y dulce, en silla de ruedas. Nació en Turquía y, aunque habla inglés, no puede leer ni escribir bien en inglés. La señora AT vive sola y tiene tres hijos, dos de los cuales viven fuera del Estado, y la hija, que vive en New Jersey, no puede ayudarla por su estado de salud.
Desde hace siete años, el estado de salud de la Sra. AT ha empeorado. En el último mes ha sido llevada a urgencias en dos o tres ocasiones.
La semana pasada, la Sra. AT le pidió a la asistente de salud en el hogar que me llamara porque estaba preocupada por las cartas que recibió de la oficina del Welfare. Quiere que la visite para revisar el correo y le dije que probablemente las cartas eran sobre el proceso de recertificación. Luego programé mi visita para el lunes, 12 de diciembre.
Cuando llegué a la casa de la Sra. AT nadie contestó el teléfono ni abrió la puerta. Llamé a la asistente de salud en el hogar y ella se disculpó porque olvidó comunicarse conmigo para informarme que la clienta estaba en el hospital.
El martes, 13 de diciembre, el asistente de salud en el hogar me llamó para informar que la Sra. AT estaba en casa y programé una nueva visita para el miércoles 14 de diciembre.
Cuando llegué a su casa, noté que la condición de salud de la Sra. AT se había deteriorado y estaba preocupada por perder los beneficios de Medicaid. Sus preocupaciones eran genuinas. Recibió dos cartas para hacer la recertificación, la primera en octubre, la segunda en noviembre y la fecha límite era el 21 de noviembre.
La oficina del Welfare solicitó a la Sra. AT que enviara los últimos doce estados de cuenta bancarios y la carta de beneficios del Seguro Social. Tenía ocho extractos bancarios, pero no la carta del Seguro Social. Estuvimos hablando por teléfono durante más de una hora con la oficina del Seguro Social y, finalmente, conseguimos que alguien contestara el teléfono. La Sra. AT recibiría una carta en cinco o diez días hábiles.
Mientras llamábamos a la oficina del seguro social, traté de llamar a la oficina del Welfare a través de otro teléfono.
Después de tres horas, una señora de la oficina del Welfare contestó el teléfono. Me dijo que no pertenecía al programa ABD. Le expliqué la situación de la Sra. AT, ella entendió y me dijo que iría al departamento de ABD a pedir ayuda. Este fue el primer regalo. Le di el número de teléfono de la Sra. AT y le recomendé a la chica del Welfare tener paciencia porque la Sra. AT necesitaba tiempo para contestar el teléfono. Además, también le di mi número de teléfono celular. Después de esta explicación, me preguntó si podía quedarme con el cliente porque le diría a alguien que me llamara. Dije que estaría allí hasta que alguien llamara al cliente o me llamara a mí. La señora dijo: “¿Podría esperar unos 20 minutos”, mi respuesta fue sí.
Le expliqué a la Sra. AT que alguien de la oficina del Welfare nos llamaría y ella se alegró de escucharlo. Después de tres horas de espera era difícil para ella contestar el teléfono.
Pasaron menos de veinte minutos, una supervisora me llamó, le expliqué el caso y me aconsejó que enviara la documentación tan pronto como la obtuviera y la clienta no perdería sus beneficios. Me alegró escuchar esto y le dije que era un regalo de Navidad perfecto para la Sra. AT. Le expliqué esto a la Sra. AT, recobró la esperanza y estaba muy feliz.
A veces perdemos el verdadero sentido de la vida en Navidad. El primer regalo que recibimos diariamente es estar vivos. El segundo es la satisfacción de ayudar a los demás. El tercero es ayudar a nuestros clientes y obtener los mejores resultados cuando necesitan toda nuestra ayuda. Y el cuarto es tener la oportunidad de hacerlo diariamente a través de nuestro trabajo.
Liliana M. Villanueva CSW
Director del Departamento de Servicios Sociales
CareFinders/Modivcare
Diciembre 14 de 2022