Crecimos escuchando de nuestras madres que a una mujer no se le hacía daño “ni con el pétalo de una rosa”. Muchos hombres hoy en día repiten la frase para sus hijas mujeres, pero maltratan verbalmente a sus esposas. Muchos hombres de diferentes generaciones y culturas, cuidan a sus madres y las respetan pero irrespetan a sus parejas y a sus hijas. Muchos hijos colaboran en casa a sus madres, pero no mueven un dedo en casa para ayudar a su pareja. La falta de colaboración en los quehaceres del hogar, los gritos, el decirte “estúpida, bruta” es violencia contra la mujer. No hagas a tu pareja, lo que no quieras que le hagan a tu madre, a tu hermana, a tu hija.
El 17 de diciembre de 1999, la Asamblea General de las Naciones Unidas designó el 25 de noviembre como el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. Conocí de esta campaña educativa desde el año 1985 pero sus inicios se remontan a 1981. Año en el el movimiento feminista latinoamericano hace la convocatoria para commemorar el asesinato de las tres hermanas Mirabal (Patria, Minerva y María Teresa), en la República Dominicana.
Aunque no sea nuestra realidad y estemos en pleno Siglo XXI, la violencia contra la mujer se ha incrementado especialmente este año por la pandemia en más del 30%.
El compartir más espacio físico con nuestra pareja ha hecho que aflore lo que realmente somos. Algunas mujeres todavía creen que su esposo tiene el derecho a gritarlas o a dejar su autoestima por el suelo. En ninguna circunstancia ninguna forma de violencia hacia la mujer se justifica. Ayúdanos a difundir este mensaje entre nuestras mujeres de todas las edades. Es nuestro deber re-educarnos y ayudar a otras a hacerlo.
Es nuestro deber y nuestra responsabilidad como seres humanos cambiar para mejorar.
El abuso se convirtió en un hábito y por eso hombres y mujeres creen que es normal. Hombres y Mujeres debemos aprender a empoderarnos para educar mejor nuestros hijos e hijas y eliminar cualquier tipo de violencia contra la Mujer